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HISTORIA

Para impulsar la ministerialidad en el contexto de la sinodalidad, nuestro Arzobispo ha manifestado claramente en nuestro Plan de Pastoral (2023 – 2026) su deseo de que “se impulsen en toda la Arquidiócesis los ministerios laicales (lector, catequista, ministro de la caridad y acólito), con una formación orientada a la misión, que valore y promueva la fuerza evangelizadora de la piedad popular” (PP 119).

El Papa Francisco, en espíritu sinodal ha dispuesto que los antiguos ministerios laicales de Lector y Acólito, por mucho tiempo otorgados exclusivamente a quienes se ordenarían diáconos o presbíteros, puedan ahora ser recibidos también por mujeres o por varones que no aspiran a un ministerio ordenado (cfr. Spiritus Domini SD) y también ha reinstituido otro antiguo ministerio laical, el de Catequista (cfr. Antiquum ministerium AM Mayo 2021). En este mismo espíritu en la Arquidiócesis de Monterrey se ha reconocido el ministerio de la caridad.

NOSOTROS

Al servicio de esta indicación, contamos ya en nuestra Arquidiócesis, con el Instituto de Ministerios Laicales (IML).


El objetivo del instituto es: “Promover, impulsar y formar a los fieles laicos, elegidos en sus comunidades según sucarisma, en los ministerios laicales, con una fuerte orientación misionera para el servicio y atención de las periferias geográficas y existenciales”

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LA IDENTIDAD Y DEFINICIÓN DE LOS CUATRO MINISTERIOS LAICALES

LECTOR

“Es un mensajero de la Palabra de Dios cuya misión es anunciar el mensaje de salvación a quienes aúnlo desconocen”.

El ministerio de lector tiene como misión principal el es ser “mensajero de la Palabra de Dios” y por tanto, su tarea propia es la de “anunciar el mensaje de salvación a quienes aún lo desconocen” y “proclamar la palabra de Dios en la asamblea litúrgica” (cfr. Ritual de institución del lectorado). En nuestra Arquidiócesis, dada la orientación a la misión de los ministerios laicales, el Lector es por tanto un misionero, que proclama el kerigma a los alejados, indiferentes o no creyentes, pero también a los fieles desatendidos que viven auténticamente su fe, desde su piedad popular. Una tarea especial del lector en la misión, es la celebración dominical de la Palabra en asentamientos urbanos no suficientemente atendidos.

Catequista

“Es testigo de la fe, maestro y educador que acompaña procesos catequéticos y enseña en nombre de la Iglesia”.

Antiquum Ministerium identifica como misión del catequista, la de haber sido “llamado a la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas”, y comparte con el lector la tarea del “primer anuncio que introduce al kerygma”. Y como tarea propia como catequista, “prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente … El catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia” (AM 6). En su servicio orientado a la misión, el catequista ofrece procesos catequéticos inculturados a la realidad de las personas según su etapa y situación de vida y acompaña a los catecúmenos en su experiencia de fe y en la gestión y facilitación de trámites, cuidando que las complicaciones no impidan que las personas reciban sus sacramentos.

Acólito

“Es un servidor del misterio eucarístico y su misión es colaborar en las celebraciones litúrgicas, llevar la comunión a los enfermos y promover la vida sacramental”.

El acólito, desde su sacerdocio bautismal, “vive más íntimamente unido y más perfectamente identificado con el sacrificio del Señor; cada día, se ofrece a sí mismo al Señor, como sacrificio espiritual que Dios acepta por Jesucristo” (cfr. Ritual de institución). De esta espiritualidad marcadamente eucarística brotan sus tareas generales: “Amar sinceramente el cuerpo místico de Cristo, es decir, el pueblo de Dios, especialmente en sus miembros necesitados y enfermos y participar de un modo peculiar en las celebraciones litúrgicas de la Iglesia, celebraciones que tienen su cumbre y su fuente en la Eucaristía” (cfr. Ritual de institución). En nuestra Arquidiócesis, en su servicio orientado a la misión, el acólito participa en las celebraciones de la Palabra, promueve y gestiona la vida sacramental, la vida de oración, la piedad popular, visita enfermos y les lleva la comunión.

Caridad

“Es testigo de la compasión y la Misericordia al estilo de Jesús Buen Samaritano y su misión es estar al servicio de los pobres”

El ministro laico al servicio de la caridad, es agente de la pastoral social, tiene como misión el ser testigo de la compasión y misericordia, al estilo de Jesús Buen Samaritano. (cfr. DPSM, 194-198). Sus principales tareas: Estar al servicio del Reino mediante la cercanía con los pobres encarnándose en la realidad y diseñando los programas y acciones para incidir en ella (cfr. DPS; 342-348). En servicio orientado la misión, en nuestra Arquidiócesis el Ministro de la caridad realiza diagnóstico pastoral; diseña y acompaña proyectos que respondan a las necesidades de la comunidad, que incluyan los tres niveles de caridad: asistencia, promoción humana y transformación social; Involucra a toda la comunidad parroquial al servicio caritativo en todos sus niveles, para incidir en las necesidades y problemáticas comunitarias.

DIFERENCIA ENTRE MINISTERIO LAICAL Y UN APOSTOLADO PARROQUIAL

Estabilidad

Spiritus Domini, da el adjetivo de ‘estables’ a los ministerios laicales, tal como queda consignado en el Derecho Canónico (c. 230 § 1), con lo que se da a entender que, aunque no tengan el carácter de ‘permanente’ como el diaconado, si exigen, sin embargo, mayor estabilidad en el tiempo y mayor formalidad (por eso es importante la institución) que un servicio ordinario.

Animación y Coordinación

Otro aspecto distintivo de un ministerio laical es el que, dada su estrecha vinculación con el ministro ordenado, es que se le puede confiar ser ‘puesto al frente’, de un servicio comunitario de animación y coordinación, ya sea de una pastoral parroquial, decanal o diocesana, o bien una comunidad o lugar de misión necesitado de presencia eclesial.

Diocesanidad

La estabilidad y formalidad propia de un ministerio laical tiene su fundamentación en que es el obispo diocesano el que lo instituye o reconoce y, además, quien le envía a la misión. El lugar ordinario de servicio de un ministro laico es su propia parroquia, pero dada la estabilidad de su ministerio que se puede prolongar por años, el obispo, el párroco o el mismo ministro laico, siempre desde un serio discernimiento, llegado el momento oportuno, podrían solicitar un cambio a otra parroquia, o bien, a algún proyecto o pastoral diocesana en respuesta a las urgencias de la misión evangelizadora.

Vocación

Un ministerio laical, tiene un marcado acento vocacional, ya que no se trata de una elección o gusto personal o del premio por años de servicio; se trata más bien de un discernimiento mediante el cual, la comunidad reconoce un carisma que el Espíritu ya ha suscitado y que el candidato ya ha ejercitado.

PROCESO DE ELECCIÓN Y FORMACIÓN

ETAPA I

Descubrimiento
Comunitario

ETAPA II

Integración

ETAPA III

Ministerialidad
General

ETAPA IV

Ministerialidad
Especifica

ETAPA V

Institución
e Inserción

ETAPA VI

Formación y Vinculación
Permanente

CALENDARIO DE EVENTOS

DOCUMENTOS, FORMATOS Y COMUNICADOS

Si necesitas alguno de nuestros de nuestros documentos o algunon otro archivo de click en su boton correspondiente.

NOTICIAS

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ETAPA I

Descubrimiento
Comunitario

En esta etapa, con duración de uno a dos meses, el párroco, con la ayuda de su consejo de pastoral, discierne de acuerdo con el perfil general de un candidato a ministro laico, así como al perfil específico propio a cada ministerio, a los posibles candidatos a ser enviados al proceso formativo.

ETAPA II

Integración

Esta etapa dura 2 meses y tiene como objetivo que los candidatos continúen ahora de manera personal, su discernimiento vocacional en miras a descubrir si ellos se identifican como llamados a un ministerio laical.

ETAPA III

Ministerialidad
General

En esta etapa, con duración de un año, los candidatos serán formados en los diferentes centros de formación ubicados en las zonas pastorales, en la teología y pastoral de la ministerialidad, recibiendo los fundamentos y refuerzos humanos, espirituales, académicos y pastorales que les faciliten la vivencia de la ministerialidad en la misión.

ETAPA IV

Ministerialidad
Especifica

En esta etapa, con duración de un año, los candidatos son formados en el ministerio específico bajo la guía y acompañamiento de las pastorales diocesanas responsables de cada uno de los ministerios.

ETAPA V

Institución
e Inserción

En esta etapa se acompaña al candidato en su proceso de preparación inmediata a la institución del ministerio correspondiente, así como el acompañamiento de inserción y ejercicio del nuevo ministerio.

ETAPA VI

Formación y Vinculación
Permanente

En esta etapa el Instituto de Ministerios Laicales tiene como tarea ofrecer al ministro laico un acompañamiento y asegurar su vinculación a la diócesis y su formación permanente.